Ver para creer es la frase que
llevamos muchos en el inconsciente para poder dar como hecho la existencia de
algo, si ese algo no está dentro de este marco, es ficción. Pero resulta que
casi todo lo que existe no lo podemos ver y por lo tanto no lo vamos a poder creer
hasta que lo veamos y mientras, se está desperdiciando la vida con lo poco que
vemos por no creer en lo que no vemos a pesar de que nos han dicho que existe.
Existe la realidad y el
espejismo, pero muchos optan por creer en el espejismo del día a día que nos
dice que la realidad es tonta y poco importante, muchos se sienten felices viviendo
esa vida de espejismos que engaña a todo el que quiera creer en esa falsedad.
El espejismo penetra por los
sentidos de forma tal que se apodera de la mente y debilita las posibilidades
de ver lo que realmente es, lentamente las personas que se dejan llevar del
espejismo terminan acostumbradas a vivir en ese mundo ilusorio al que muchos
aceptan como el único.
La televisión es el principal
promotor del espejismo, su función principal es engañar a las mentes débiles que
toman como base de vida la falsa realidad impuesta por lo que provee estos
dispositivos (Novelas, películas y demás programas). A partir de allí se
extienden las modas, las tendencias alimenticias, los diseños de vida de cada
persona tanto física como mental. El poder que tiene este dispositivo es tal
que los grandes bloques económicos lo utilizan para manejar a las personas
hacia sus fines monetarios.
Cada persona se mueve como un
zombi mientras esté controlada por la falsa realidad, la vida pasa a un segundo
plano, el ser humano se convierte en una máquina que se levanta a diario a
producir para poder consumir y luego vuelve a dormir para tomar fuerzas,
mientras las cosas más importantes de la vida se van quedando en el olvido.
Es triste para muchos reaccionar
cuando ven que han perdido tiempo valioso con sus seres queridos, este es un pequeño
vislumbramiento de la realidad, lástima que muchas veces pasa cuando es muy
tarde. Respirar los amaneceres profundamente, suspirar por las estrellas en
esas noches hermosas, admirar las flores y los árboles o el sonido de las aves
o el viento, sentir alegría por la compañía de su esposa(o), por lo especial
que son sus hijos o sus padres o por lo grande que somos y por lo grande que es
Dios con nosotros, todo esto nos parece cuentos inventados por un poeta, pero
es la realidad que estamos dejando a un lado.
Lo más triste es que cuando
vivimos una vida de espejismos morimos sumergidos en la más dura realidad. Nada
de las cosas que aparentemente son reales van a perdurar después de que viva.
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