Es increíble pensar que cuando
cierro los ojos en la noche, puedo estar iniciando un proceso idéntico al que
se inicia cuando uno muere, pero no creo porque cuando duermo, mi conciencia no
abandona mi cuerpo, solo reposa en medio del palpitar del corazón y la pulsante
corriente eléctrica del cerebro, si fuese el inicio de un proceso idéntico a la
muerte, mi conciencia abandonaría el cuerpo, los latidos de mi corazón serian
cada vez más débiles y la corriente eléctrica del cerebro se apagaría; por ello
creo que el dormir difiere mucho del estado de la muerte.
Dormir es solo un lapso que
necesita nuestra parte física para fortalecer, estructurar y reiniciar. Morir en
cambio se aleja de forma opuesta del dormir, nuestro cuerpo no puede fortalecerse
ni estructurarse y mucho menos reiniciarse. Nuestra conciencia entonces ve al
sueño como parte de su diario vivir en el cuerpo, desde allí ve por medio de
los sueños otra realidad en la que su ser puede existir, un espacio inmenso en
medio de la mente en la que puede moverse libremente, es un verdadero viaje que
hace nuestra conciencia a la inconciencia con el fin de comprender lo que no comprendió
durante el estado en que estuvo despierto.
El viaje a la inconciencia es
necesario para que nuestra conciencia pueda atar los cabos sueltos y hacer que
nuestra conciencia sea más coherente. Cuando estamos dormidos en realidad solo
estamos en medio de un viaje dentro de nuestro propio ser.
Dormir absolutamente no es morir
a pesar de que podemos morir mientras dormimos, pero la causa de morir en este
estado se deberá a factores fisiológicos o del medio que interrumpen el
palpitar del corazón y la frecuencia eléctrica de nuestro cuerpo, en ese caso,
nuestra conciencia detiene su cotidiano viaje hacia la inconciencia y se deja
arrastrar por la energía que conduce al eterno estado de conciencia.
¿Antes de nacer estaba dormido o
estaba muerto?, pues no creo que ni una ni otra razón concluya que estaba
haciendo antes de nacer, pues nuestra conciencia no estaba en medio de un
cuerpo que tuviese un corazón palpitante y un cerebro lleno de frecuencias eléctricas
pulsantes, ni mucho menos en un estado de conciencia eterno, pues el único camino
para llegar allí es por medio de nuestro cuerpo, ¡¡hacia allí vamos¡¡, pero sí creo que nuestra conciencia antes de
nacer en esta vida, estaba libre de experiencias y conocimientos de este mundo
en medio de un estado neutro con un inmenso potencial de energía positiva. Cuando
nuestra conciencia penetra a este mundo, comienza un cruce con la energía de
este universo que es puramente negativa y a partir de esto comienza nuestra
carrera hacia la eternidad en medio de una lucha constante de mantener nuestra
pura energía positiva que reviste nuestra conciencia.