Ya nada es igual para mi desde que comprendí que todo a nuestro alrededor e inclusive mi cuerpo es equivalente a un montón de polvo que se sostiene por el inmenso poder de Dios, al mirar un árbol me sorprende la forma de sus ramas extendidas hacia todos lados procurando un espacio para atrapar la luz del sol, antes solo era eso, ahora puedo ver el amor de Dios convertido en árbol, procurando mantenernos protegidos con el alimento, el aire, la sombra, el agua y la tierra, veo a Dios en forma de todo como un cumulo que convierte todo en todo y sostiene la vid a nuestro alrededor, para que no nos falte lo necesario.
Me preguntaba el porque Dios nos hizo entonces en este lugar, con que fin, para que, si para mi solo eramos unos seres que nacíamos y vivíamos, tomábamos todo y un poco mas de lo que nos rodea y después terminábamos convirtiéndonos en un montoncito de barro a tres metros bajo tierra; pero la verdad ahora no es así para mi, cuando supe que yo soy la imagen de Dios y que esta imagen vive sobre esta mol de polvo que gira sobre mi, y que cada persona a la que veo es igual, entendí del porque estamos aquí, para que estamos aquí y que realmente somos mas de lo que podemos percibir.
Somos tan grandes que si lo supiéramos realmente nos asustaríamos, tanta grandeza hay en nosotros, que todo lo demás es polvo, el universo mismo en su grandeza quedaría confinado a un simple punto casi invisible en medio de nuestra luz. suena exagerado, pero así es.
Entendí entonces porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza y comprendí después, de que el dolor que sentimos en nuestras vidas es parte de una purificación de nuestro ser, contaminado por la inequidad y que para descontaminarlo hay que acrisolarlo para conocer su pureza.
La vida es solo un proceso de purificación, de limpieza, nuestro ser caminara vestido de Dios en medio de el y sentirá algo superior al bien y vivirá eternamente.
Todo esto después de que viva